lunes, 27 de abril de 2009

SALUDO DE MONSEÑOR ISAMEL RUEDA SIERRA

Queridos hermanos y hermanas:

Con la alegría del tiempo pascual que vivimos, les hago llegar mi saludo fraterno y cordial en Cristo Resucitado, nuestra esperanza.

Como Ustedes bien saben, el Santo Padre Benedicto XVI tuvo a bien nombrarme, el pasado 13 de febrero, como Arzobispo de Bucaramanga, para suceder al muy apreciado Monseñor Víctor Manuel López Forero, a quien saludo y agradezco sus amables comunicados y manifestaciones de acogida.

Tal hecho, despierta en mí, en primer lugar, el asombro, pero también la gratitud hacia el Padre Dios quien, en su misericordia, me confía responsabilidad tan grande, manifiesta en la bondadosa voluntad del Sucesor de Pedro, al elegirme para este cargo.

Como discípulo y misionero de Jesucristo he aceptado gustoso esta misión, animado por la confianza que nos da el Espíritu Santo, guía insustituible de su Iglesia, y también, por la seguridad que tengo en la generosa y disponible cooperación apostólica del Presbiterio, de las comunidades de Vida Consagrada con sus diversos y valiosos carismas, y de la muy significativa y variada multitud de fieles laicos y laicas que, como Pueblo de Dios, presentes en parroquias, grupos, movimientos y primordialmente, en la familia y en los quehaceres ordinarios de la vida, han dado siempre testimonio de creyente entrega y pertenencia, en medio de inevitables desafíos culturales y eclesiales.

Vengo de la hermana Diócesis de Socorro y San Gil, con la cual tradicionalmente hemos compartido fuertes vínculos espirituales y pastorales; Iglesia en la que he confirmado mi aprecio y admiración por nuestra cultura santandereana y también en la que he tenido la oportunidad de caminar, en el espíritu de la Nueva Evangelización y Renovación querida por la Iglesia, con el fin de que ella sea, “casa y escuela de comunión”.

El mensaje espiritual y propuesta pastoral de Aparecida (V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe) inspira indudablemente muchos de los propósitos apostólicos que quiero compartir con Ustedes, queridos hermanos y hermanas: Es necesario que todos y todas, en la diversidad de vocaciones y estados de vida, renovemos nuestra condición de discípulos-misioneros del Señor, construyendo la Arquidiócesis, en sus variadas comunidades y estructuras, como “comunidad misionera”.

Esta disposición, nos exigirá, sin duda, con el auxilio del Señor, una actitud tal de humilde audacia que, “saliendo al encuentro de quienes aún no creen en Cristo” o se han enfriado, o incluso por diversas razones, que de corazón lamentamos, han abandonado su pertenencia a la universal Iglesia de Jesús, podamos avanzar, sin desdibujar nuestra identidad, hacia la unidad, de modo que como familia de Dios, así mismo logremos disfrutar juntos, de la Vida abundante que nos da Jesucristo. A todos ellos mi saludo.

Pero por otra parte, en estas perspectivas, podremos entender y afrontar los desafíos que los nuevos tiempos le traen a la Iglesia del Señor en su ejercicio permanente de encarnación en el mundo, como son, entre otros, el éxodo de fieles a las sectas u otros grupos religiosos, las corrientes culturales adversas al Evangelio y el cambio de modelos culturales.

No podemos desconocer el desaliento pastoral de algunos, la mentalidad ajena al sentido de Dios (secularismo) en otros, y los conocidos fenómenos de la globalización, la violencia, la pobreza y la injusticia, acompañados, por fortuna, de una búsqueda incesante de la paz y, en general, las consecuencias de la llamada “cultura de la muerte” que amenaza y afecta la vida en todas sus formas. Con esperanza nos unimos a las iniciativas concretas encaminadas a hacer posible la anhelada “civilización del amor”, por un mundo mejor.

Siendo el agrado de saludar también a los muy estimados y cercanos señores Arzobispos Eméritos, Monseñor Héctor Rueda Hernández y José de Jesús Pimiento Rodríguez y a Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, Obispo Auxiliar, con quienes comparto, de modo propio, la comunión y la “solicitud por todas las Iglesias!, en el Colegio Episcopal”.

Experimento desde ya la cercanía del seminario Mayor San Pío X y de la Universidad Pontificia Bolivariana, así como de las demás instituciones de evangelización y promoción humana de la Arquidiócesis.

Saludo respetuosamente a todas las Autoridades del departamento, la ciudad y los demás municipios en los que está presente la Arquidiócesis, lo mismo que a los sectores educativos y universitarios, de salud, gremios, empresas, industria y comercio, economía solidaria y los diversos medios de comunicación social.

Mientras nos encontramos y conocemos más de cerca, queridos hermanos y hermanas, y tenemos así mismo la ocasión de compartir comunes inquietudes y realidades concretas, que el señor nos invita a asumir, quedo en oración por Ustedes, y me encomiendo a las suyas, con la confianza plena en la maternal protección de la Santísima Virgen María, Patrona de la Arquidiócesis, en el misterio de la Inmaculada Concepción.

Afectísimo en Jesucristo, con mi especial bendición.


+ Ismael Rueda Sierra
Arzobispo Electo de Bucaramanga


San Gil, 12 de abril de 2009, en la Pascua del Señor.

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