sábado, 1 de marzo de 2008

23 colombianos jugando la denominada Liga Celestial

16 equipos integrados por seminaristas, sacerdotes e, inclusive, miembros de la guardia suiza, se disputan la 'Clericus Cup', que será entregada el próximo 3 de mayo por el Papa Benedicto XVI.


En cada fecha del torneo, decenas de sacerdotes dejan a un lado las sotanas para ponerse camisetas y pantalonetas de colores; los zapatos brillantes de cuero para calzarse unos guayos de tacos intercambiables, y las medias de seda negra para ponerse unas de lana hasta la rodilla.

El campeonato, que se realiza en su segunda versión, surgió por iniciativa del Secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, un gran aficionado a este deporte, seguidor del Juventus de Turín, quien inclusive ha sido comentarista de varios partidos en una conocida emisora genovesa.

El propósito, según los organizadores, es que por medio del deporte se pueda integrar de una manera más efectiva a los pastores y a los fieles, y también enviar el mensaje de que lo terrenal no quita lo espiritual.


Eso sí, las barras si son santas. En vez de entonar las agresivas arengas, tradicionales en esta zona entre los 'tifosis' del Inter, la Lazio y la Roma, los asistentes cantan temas religiosos como:

Con las llaves de Pedro, abre el arco para el gol.
Virgen María, madre de Dios, saca afuera ese balón.
Jesús, María y José, que ganemos esta vez.



El padre Hoower, la cuota colombiana del Don Bosco



El padre Hoower Cajicá Remolina, de 30 años, llegó a la capital italiana hace dos, luego de seis meses de haberse ordenado.



El sacerdote, nacido en Bucaramanga, próximo a graduarse como sicólogo, es uno de los defensas del Don Bosco, formado por miembros de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.


Afirma que gracias a este campeonato ha podido conocer más amigos que durante el tiempo que lleva en Roma y dice que su sueño sería poder recibir la copa de manos del Santo Padre, pero cree que ni rogándole a Dios lo logrará.


Cajicá asegura que con este campeonato se demuestra que los curas son terrenales. "El hecho de que hayamos escogido el sacerdocio no quiere decir que no nos guste el deporte como cualquier joven de nuestra edad. En particular, el fútbol genera integración".




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